Cinco recomendaciones para mejorar tu dicción


 

Cinco recomendaciones para mejorar tu dicción

La dicción es el conjunto de características que definen la forma de hablar de una persona. Se puede tener buena o mala dicción, de acuerdo a cómo utilices los factores de efectividad vocal.

Los factores de efectividad vocal son claridad, entonación, pausas, intensidad y velocidad o ritmo.

Veamos en qué consiste cada uno de ellos.

Hablar con claridad es separar cada sonido o vocalización de manera que pueda ser percibido con claridad por el oyente. Por ejemplo, la expresión “No ha venido hoy”, tiene 4 vocalizaciones o palabras que deben pronunciarse separadamente. Si se habla muy rápido, o con descuido, se tiende a omitir el sonido final de algunas palabras. Por ejemplo, en la oración anterior se pronunciaría: [”noa venío hoy”]. Eso también nos pasa con las “S” y las “R” finales.

El segundo elemento de efectividad vocal es la entonación ¿Qué es entonar bien? Es pronunciar los ascensos y descensos del tono de las palabras en una oración o frase. Por ejemplo, en la siguiente oración:” Esa mañana, cuando sonó el despertador, ya yo estaba despierto. Si queremos entonar bien, debemos ascender el tono en “mañana”, en despertador, y luego el tono baja al final de la oración, es decir la curva tonal desciende.

El tercero elemento es la intensidad o uso de la fuerza vocal, el volumen necesario para ser oído por nuestros receptores. ¿Has oído a personas que hablan con un tono muy fuerte o muy bajo? Pues esa es la intensidad. Debemos adecuar la intensidad de nuestra voz de acuerdo al sitio, al número de receptores que nos escuchan y al entorno comunicativo, Por ejemplo, si estás conversando con alguien, en una charla íntima no tienes necesidad de alzar la voz. Al contrario, si hablas para un grupo grande, debes elevar la intensidad de la voz para poder ser escuchado por todos.

¿El cuarto elemento son las pausas? Has oído a personas que hablan como si fueran una matraca (especie de instrumento de percusión redondo de tablas en forma de aspa que produce un ruido molesto) es decir, vocalizaciones continuas sin parar. Para diccionar bien, hay que hacer las pausas debidas para permitir que nuestro receptor digiera nuestro mensaje, de lo contrario sería como atosigar (agotar con muchas cosas) a alguien con mucha comida sin permitir que vaya poco a poco tragando.

El quinto y último factor es la velocidad o ritmo. Has oído decir:” fulanito habla muy rápido, o fulanito habla muy lento?  Eso es la velocidad: lento-medio-rápido. Debemos adecuar la velocidad de acuerdo al tipo de discurso (por ejemplo, los rezos litúrgicos son de velocidad lenta), pero las narraciones deportivas juegan con la velocidad media y la rápida. Debemos adecuar nuestros mensajes al tipo de discurso y a la circunstancia comunicacional.

En síntesis, debemos hablar con claridad separando los sonidos: entonar adecuadamente; usar una intensidad adecuada al momento comunicativo: hacer las pausas debidas y utilizar una velocidad adecuada generalmente es la media: ni tan rápido, ni tan lento.

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